miércoles, 17 de octubre de 2012

LA SEGURIDAD HUMANA Y EL RIESGO DENTRO DE LAS SOCIEDADES DEL CONOCIMIENTO:

            La sociedad del conocimiento trae como consecuencia la profusión de información y entendimiento, representando el lado positivo: manejo de grandes recursos, innovaciones tecnológicas y acceso a nuevas oportunidades, mientras que estas ventajas pueden convertirse en obstáculos para visualizar e identificar errores, riesgos y formular opciones compatibles con el contexto y las nuevas realidades, siendo el acceso, movilización y uso del conocimiento los elementos más importantes para la detección e identificación del riesgo y de seguridad de la población, a través de las ciencias, el empleo de técnicas y las acciones científicas, para amparar las decisiones, donde no debe existir espacio para errores y dudas.
Sin embargo, en las grandes tragedias de los últimos años del siglo XXI (tsunamis y terremotos) evidenciaron el manejo de la información prontamente por la comunidad científica, pero no se logró difundir de manera rápida a la sociedad civil, además la mayoría de la población no estaba preparada para la magnitud de la tragedia, haciéndose realidad, el mayor temor, la carencia de control absoluto y predicción a tiempo de grandes catástrofes; el riesgo y la seguridad que representan para la población, es uno de los puntos que se deben manejar en la sociedad del conocimiento, concluyéndose entonces la importancia de la preparación de todos los individuos, en todos los niveles y edades para esos momentos.
Uno de los desafíos que tendrán que afrontar las sociedades del conocimiento es el de la inestabilidad e inseguridad que son a menudo la consecuencia social y política de los adelantos científicos y las innovaciones tecnológicas.
No cabe duda de que la abundancia de información y conocimientos de todo tipo que es resultado de la revolución de las nuevas tecnologías representa una ventaja para los investigadores, que cuentan hoy con recursos particularmente abundantes. Sin embargo, esta abundancia, debido al exceso y la proliferación que la caracterizan, puede también obstaculizar el trabajo de identificación de los riesgos.
En muchos países en desarrollo, las carencias obedecen en parte al aislamiento relativo del personal competente en materia de análisis de riesgos. La identificación de riesgos debe ser una prioridad de las políticas científicas, a fin de que mediante estructuras adecuadas autónomas o dependientes de ministerios específicos la información clave llegue a los más altos niveles de decisión y se divulgue entre la población a su debido tiempo, sobre todo en casos de desastre.
Los nuevos riesgos y peligros que retan a la seguridad humana, son diferentes a los temores de otras épocas, ya que la sociedad del conocimiento no ha podido erradicar los males del error, la ignorancia y minimizar la incertidumbre y someter los riesgos de las fuerzas de la naturaleza. La práctica de la capacidad de reflexión no es un asunto solamente técnico, es una labor de gerenciar la información, realizar seguimiento del funcionamiento de las técnicas y competencias, cada una de las esferas técnica, pública y privada, para adoptar decisiones de manera transdisciplinaria. El fin de la seguridad humana según UNESCO, (2005) es establecer organizaciones integrales en lo político, económico, social, ambiental, militar y cultural, en acciones que en conjunto proporcionen a la población mecanismos indispensables para el bienestar, supervivencia y dignidad. Esta nueva concepción de la seguridad humana, plantea la realización de soluciones sumadas y de inclusión para solventar de manera integral los problemas causantes de riesgo e inseguridad humana en las poblaciones menos favorecidas; ya que una de las bondades de la sociedad del conocimiento es la transdisciplinariedad de los recursos cognitivos para el fomento de la prevención y la seguridad humana.           
La línea divisoria entre el riesgo natural y el riesgo tecnológico se está difuminando cada vez más. Hoy en día muchas de las catástrofes llamadas naturales se pueden considerar el resultado de las actividades humanas.
Las amenazas que las sociedades del conocimiento se crearán a sí mismas serán probablemente las siguientes: riesgo tecnológico importante, vulnerabilidad de los grandes sistemas, terrorismo, “ciberdelincuencia”, contaminación de la informática y los multimedia, riesgo de supremacía de un “biopoder” e incertidumbres sobre el futuro de la especie humana y del planeta.
El desarrollo de las redes confiere al saber una importancia cada vez mayor en todas las estructuras sociales induciendo una nueva forma de dependencia tecnológica, cuando en realidad el conocimiento tendría que liberarnos de esa dependencia conduciéndonos, mediante la reflexión, a efectuar una distinción entre los fines y los medios empleados para conseguirlos.
Uno de los retos que han de afrontar las sociedades del conocimiento es el de la creación de formas duraderas y consensuadas de utilización pacífica de los recursos a fin de prevenir conflictos o guerras mediante la regulación y la mediación, tareas éstas que no se pueden llevar a cabo eficazmente sin movilizar el concurso de las ciencias de la naturaleza y de la sociedad.
En la sociedad del conocimiento la disputa por habilitar los recursos cognitivos coexistirá como un componente político fundamental, donde se evidencia a la sociedad del conocimiento como influencia y modificación de la geopolítica de las naciones en el siglo XXI, es decir, que el conocimiento y la información tomarán un papel principal como recurso estratégico en las sociedades industriales avanzadas.
Confluye una correlación evidente entre los objetivos de la seguridad humana, educación y formación, siendo la educación el arma contra la ignorancia, la inseguridad y el riesgo; promoviendo la salud, la obtención de empleos y pacificación la violencia cotidiana.
GRUPO SANTA CATALINA. GERENCIA BRUZUAL 2012.

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